martes, 12 de mayo de 2020


La guerra fría de la tecnología
                                  
 Por Selene Mazón

China y EUA se disputan el liderazgo sobre la quinta generación de redes móvil, 5G

Es la batalla de esta década: mientras EU dice que Huawei es un arma de espionaje del gobierno chino, Huawei responde que se trata de un argumento antiglobalizador para boicotear su crecimiento. Pero lo que realmente está en juego es la 5ª generación de redes móviles, 5G, cuyo liderazgo se disputan, desde hace unos años, China y EU. Bienvenidos a la nueva guerra fría.

El 1 de diciembre de 2018, Meng Wanzhou se encontraba en el aeropuerto de Vancouver esperando un vuelo de conexión cuando, por órdenes de EU, fue detenida por el Departamento de Justicia de Canadá. De origen chino, Wanzhou no sólo era la directora de finanzas de la firma tecnológica Huawei, compañía en la que trabajaba desde 1993, sino hija del propio fundador, Ren Zhengfei. Wanzhou, se sabría después, era acusada de violar las sanciones de EU contra Irán, al engañar a instituciones financieras norteamericanas y utilizar una empresa fantasma de Hong Kong para venderle equipo al país de Medio Oriente.

Ese mismo día, 11 mil kilómetros más al sur, en Buenos Aires, Argentina, los presidentes Trump y Xi Jinping, -respectivamente- anunciaron durante la Cumbre del G20, que reúne a los líderes de las potencias mundiales, el cese de la guerra comercial entre ambos países. Esta disputa inició con la imposición de aranceles a productos de ambos países en 2016, año que asumió la presidencia Trump con claras políticas proteccionistas. Sin embargo, la detención de Wanzhou lo cambió todo y encendió las alarmas en todo el mundo.

Fraude bancario, conspiración, violación a las sanciones contra Irán y robo de secretos comerciales son algunos de los 23 cargos que, para finales de enero de 2019, Huawei tenía en su contra por el Departamento de Justicia de EU. Tras pagar una fianza, Wanzhou hoy está en libertad condicional y enfrenta una posible extradición a EU, donde, de ser declarada culpable, podría alcanzar una pena en prisión de hasta 10 años.

Para analistas y expertos, el mensaje detrás de estos sucesos estaba claro: desestabilizar el avance de la firma china que, para 2018, facturó más de 107 mil millones de dólares, un crecimiento de 19.5% con respecto a 2017. En pocos años se colocó, entre Samsung y Apple, en el top 3 de manufacturadores de smartphones. La detención de Wanzhou marcó el inicio de una larga guerra tecnológica entre EU y China, cuyo movimiento más reciente fue el retiro de la licencia de Google a todos los productos de Huawei.

¿Por qué Huawei se convirtió en sujeto de interés para Estados Unidos?

A finales de los 80 y principios de los 90, la República Popular China atravesaba una reestructuración económica que buscaba dejar en el pasado la narrativa socialista para insertarse a en las dinámicas del mercado global. Con el apoyo del gobierno, se impulsó la creación de empresas chinas, y se fortalecieron las políticas proteccionistas en aras de promover la economía del país asiático. 

De hecho, “el gobierno central chino tiene, por ley, participación en todas las empresas y en todas las organizaciones que se desarrollan en su país: extranjeras o nacionales”, dice José Luis Rivera, profesor de la EGADE Business School.

En ese contexto, en 1987, un joven ex oficial del Ejército de Liberación de la Población China, Ren Zhengfei, fundó Huawei, que en chino significa “logro espléndido” o “China puede”. En principio, la empresa se dedicaba a la venta de equipos de telecomunicaciones al mercado chino rural. A los pocos años se estrenó como manufacturador de sus propios equipos, y desde entonces no ha parado de crecer. A principios de los 90, ganó un contrato de gobierno para proveer de equipo de telecomunicaciones al ejército. Para 2005, los contratos de mercado internacional superaron la venta nacional por primera vez. En poco menos de veinte años, Huawei adquirió presencia en más de 170 países, manteniendo a China como principal consumidor.

Sospechismo chino
Las sospechas norteamericanas de que Huawei colabora con el gobierno chino no son nuevas. Recientemente senadores republicanos declararon que el gigante tecnológico chino es, en realidad, “un brazo del gobierno chino”. 

En 2012, la firma fue investigada en EU por supuesto espionaje, acusación que directivos chinos han negado en más de una ocasión y que fue retomada en febrero de 2018, cuando los líderes de seis unidades de inteligencia en EU a los ciudadanos estadounidenses sobre el uso de productos y servicios originarios de ese país, como Huawei y ZTE. Durante una audiencia del Comité de Senado de Inteligencia, el director del FBI, Chris Wray, declaró en ese entonces que el gobierno “estaba sumamente preocupado por los riesgos de permitir que cualquier compañía o entidad de origen extranjero tenga la capacidad de modificar o robar información de manera malintencionada”.

Para abonar al conspiracionismo chino, en junio de 2018, el periódico francés Le Monde Afrique publicó que, durante cinco años, los equipos de computación de las oficinas centrales de la Unión Africana -construidas en Addi Ababa, Etiopía, durante 2006 y 2012 con capital chino- habían sido vulnerados. El periódico señalaba que el sistema de computación y servidores de la sede africana, todos ellos de marca Huawei, reportaban alta actividad en la medianoche con transferencia de datos a servidores en Shanghai. También se reportó la existencia de micrófonos y dispositivos de escucha en las paredes y escritorios del edificio.

No hay que olvidar que, desde hace dos décadas, África es el principal socio comercial de China. El intercambio comercial entre ambas naciones en ese periodo de tiempo creció alrededor de 20% al año, según datos de la consultora internacional McKinsey. Tanto la Unión Africana como los oficiales de China condenaron el reporte como falso y sensacionalista.

Huawei no sólo ha sido acusado de espionaje, sino también de robo de secretos industriales. En 2014, la empresa estadounidense T-Mobile denunció a un empleado de Huawei, firma con la que en aquel momento sostenían una alianza, de intentar robar a Tappy, una herramienta robótica desarrollada dentro de la compañía que simulaba la mímica de los dedos humanos para probar la responsividad de las pantallas de los teléfonos.

Tappy, presuntamente, fue hallada en la mochila del ex-empleado, quien declaró que la herramienta robótica había caído por accidente en su bolsa. Después del descubrimiento, un portavoz de la empresa deslindó a Huawei de cualquier responsabilidad y dijo que el empleado había actuado por su cuenta. El caso se solucionó en corte durante 2014, y desde entonces también se ha recogido acusaciones similares por parte de Cisco, Nortel y Motorola.

La neblina de sospechas en torno a Huawei han provocado un creciente veto en diferentes países, sobre todo en EU que, en enero de 2018, cuando la marca china celebraba el lanzamiento de su entonces smartphone insignia, Mate 10 Pro, su aliado AT&T canceló de último momento el acuerdo que prometía la distribución de equipos. De igual manera, la red Verizon, anunció poco tiempo después que no vendería ningún teléfono de Huawei.

En mayo de 2019, el actual presidente estadounidense, Trump, anunció la existencia de una lista negra para evitar hacer negocios con firmas que presumiblemente espían su gobierno, entre ellos Huawei. Australia, Nueva Zelanda y Japón también han alzado la mano contra la firma china.

La pelea por la red 5G
Desde su fundación a finales de los ochenta, el negocio de Huawei también ha dado un giro. Si bien comenzó como una firma de equipos de consumo, con el paso del tiempo fue creciendo en otras áreas, como investigación y desarrollo de infraestructura de telecomunicaciones.

Más allá de secretos industriales y espionajes, analistas sugieren que el motivo detrás de estas acusaciones obedece a un esfuerzo por detener el avance en la construcción de infraestructura de la nueva generación de telefonía móvil denominada 5G.

La red 5G no es más que la evolución de la red 4G LTE que conocemos, con la gran diferencia de que la nueva conexión promete descargas 10° o 20° veces más rápidas que en el presente, una interconectividad de hasta 100 dispositivos al mismo tiempo y una mejor eficiencia energética, lo que permitiría que conceptos tan ansiados se vuelvan realidad, entre ellos ciudades y casas inteligentes. Además, quien tenga el control de esa infraestructura, podría acceder a millones de bits de información valiosa, el activo más codiciado por empresas y autoridades.

A pesar de los esfuerzos del gobierno chino por posicionar a su país en la era 4G y anteriores, los operadores de nacionalidad china apenas tuvieron participación. Hasta ese entonces, la idea que prevalecía sobre China estaba asociada a la manufactura, más que a la innovación y tecnología.

Con 5G la historia comenzó diferente. No sólo empresas chinas empezaron a desarrollar conocimientos técnicos, sino que invirtieron millones de dólares en investigación. Como ejemplo, cada año, Huawei gasta alrededor de 20 mil millones de dólares en investigación y desarrollo, lo que los ha colocado en la delantera de esta carrera tecnológica.

De hecho, la firma de análisis de patentes IPlytics anunció que en marzo de 2019 alrededor de 34% de las principales patentes de 5G en el mundo fueron solicitadas por empresas localizadas en China, en comparación con el 25% de Corea del Sur y el 14% tanto de EU y Finlandia.

Actualmente, la participación de China en las patentes 5G es aproximadamente 50% más grande que su participación en 4G. De ese porcentaje, Huawei es el jugador con más participación de patentes, de 15%.
La batalla, debaten especialistas, podría ser más geopolítica que tecnológica. “Es una evolución natural del manejo de la información en la dinámica que vivimos. Más que una guerra ideológica, se trata de una guerra psicológica de quién tiene más acceso a la información de las personas. La información es poder”, comparte Rivera.

En una nota para el sitio de tecnología The Verge, el profesor de marketing e innovación de la Universidad de Warwick, Qing Wang, afirma que Huawei es “víctima de la política antiglobalización y del sentimiento de los EU y de la guerra comercial en curso con China”.

Por otro lado, William Snyder, profesor de Derecho de la Universidad de Siracusa, declaró en esa misma nota que “la obligación de Huawei de operar bajo las leyes chinas sobre cooperación con las agencias militares y de inteligencia chinas es ya de por sí un tema de preocupación”.

El golpe más bajo fue el anuncio de Google de retirar la licencia para los dispositivos de Huawei, lo que significa que todos sus dispositivos dejarán de tener actualizaciones de la empresa con sede en Menlo Park, California. Esto forma parte de la prohibición gubernamental que impuso el Departamento de Comercio de Estados Unidos, la cual impide a Huawei contratar servicios con empresas estadounidenses sin autorización del gobierno.

Frente a la prohibición, Huawei presentó una demanda contra EU en marzo, diciendo que la acción era inconstitucional.  

En una entrevista reciente, Die Welt, ejecutivo de Huawei, compartió que habían preparado su propio sistema operativo como plan B en caso de que no pudieran utilizar sus sistemas. Huawei comenzó a trabajar en un reemplazo de Android a principios de 2012 cuando Estados Unidos abrió una investigación sobre Huawei y ZTE, según el South China Morning Post, y aún en 2016 continuaba desarrollando el sistema.
Huawei ahora usa su sistema operativo Android Open Source Project.

¿Y las audiencias? 
El mercado chino, a su vez, no ha permanecido pasivo. En las últimas semanas se ha reportado una especie de boicot ciudadano a productos de Apple como una respuesta a las medidas que ha tomado el gobierno estadounidense contra la firma china. Según la firma Canalys, las ventas de iPhone de Apple en China disminuyeron 30% durante el primer trimestre de 2019. Esto es de especial preocupación para la firma fundada por Steve Jobs ya que el país asiático representa el 19% de sus ventas globales.

La resolución de este conflicto está lejos de terminar. Sospechas más, sospechas menos, lo cierto es que, como consumidores y generadores de datos, -aquellos que gobiernos y empresas se disputan por valores de millones y millones de dólares- habrá que seguir de cerca este episodio.

https://gatopardo.com/tecnologia/guerra-tecnologica-redes-moviles-5g-huawei-china-estados-unidos/


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