Pobreza, desigualdad, género y cambio climático
Entrevista a Stephan Klasen, profesor de economía del desarrollo - Universidad de
Göttingen
1. ¿Quién
es Stephan Klasen, el economista?
¿De dónde viene tu interés por la
economía del desarrollo, y más específicamente, de dónde viene tu interés por
el tema de género y su relación con la economía del desarrollo?
R/ Bueno, he
tenido un interés permanente en los problemas del desarrollo, que comenzaron
cuando era estudiante en EE.UU. durante los años ochenta. Ciertamente, estuve
muy influido por haber estudiado con Amartya Sen, un economista líder dentro de
la economía del desarrollo, y que después se convirtió en premio nobel de
economía, lo que causó una fuerte impresión en mí. Pero mi principal motivación
ha sido pensar en la pregunta sobre la desigualdad global y saber porqué en
unas partes y regiones del mundo algunas personas se encuentran peor que otras
y qué se puede hacer al respecto. Los temas relacionados con la desigualdad de género
me interesaron durante mis estudios de doctorado al estudiar el sesgo en la
mortalidad de género en algunas regiones del mundo en desarrollo, en particular
en China, India y algunas partes de Oriente Medio, lo que me llevó a analizar y
especializarme cada vez más en las preguntas sobre brechas de género, sus
causas, su medición, así como sus consecuencias en los resultados del
desarrollo.
2. El mundo ha emprendido una nueva estrategia de
desarrollo, denominada la agenda de desarrollo post-2015 (o agenda 2030).
Durante este proceso has resaltado la necesidad de superar la medida actual de
pobreza de ingreso, basada en la línea de pobreza internacional de USD 1,25
céntímos, a partir de un esfuerzo coordinado internacional y una medida
consistente de pobreza a nivel nacional ¿Podrías explicarnos brevemente
porqué dicha propuesta debería tomarse en cuenta y de ser así cuáles serían las
principales dificultades en su adopción?
Puedo mencionar brevemente mis preocupaciones respecto
a la medida de un USD 1 dólar al día, son varias:
Primero, es la inestabilidad inherente de esta medida
que se basa en las denominadas comparaciones de paridad de poder adquisitivo,
que han tomado lugar en los últimos años. Algunas de las últimas fueron hechas
en 2008 y vimos que la pobreza de ingreso era mayor de lo que habíamos pensado,
y por tanto todo lo que sabíamos respecto a la pobreza de ingreso se ha puesto
en entredicho.
Segundo, es que la medida de un USD 1 dólar al día es muy baja y se ha vuelto crecientemente irrelevante para un conjunto amplio de países en el mundo, y es posible que no sea más una referencia útil para muchos países,
Tercero, un punto muestra que un USD 1 dólar diario no
tiene una vinculación con la medida de pobreza nacional. Varios países tienen
medidas de pobreza de ingreso a nivel nacional, que son utilizadas y son
importantes para propósitos de política. Mi idea es dejar de lado las
inestabilidades que hemos mencionado y hacer lo siguiente: (i) coordinar la
forma en que establecemos las líneas de pobreza en todo el mundo, en un sentido
en donde se establece una metodología consistente, pero usando monedas
nacionales. Una metodología consistente sería el uso del denominado costo de
necesidades básicas para medir la pobreza de ingreso, en donde básicamente
estás diciendo: estas personas son pobres porque no tienen recursos para
comprar un conjunto de bienes que les permiten estar adecuadamente alimentados.
Una vez que se puede implementar en diferentes países
del mundo, utilizando encuestas de ingreso nacionales, tendremos líneas de
pobreza en moneda nacional y será directamente relevante para los debates de
pobreza, al tiempo que estaremos en posibilidad de agregar el número de
personas pobres y la tasa de pobreza a escala mundial. Dese luego, que hay
problemas técnicos y conceptuales que hay que resolver. Respecto a los primeros
están las preguntas, ¿son suficientemente comparables las encuestas utilizadas
entre países para tener una línea de pobreza consistente en el mundo? Algunas
de las encuestas son más detalladas que otras, unas tienen un enfoque de
ingreso como en partes de Latinoamérica, otras tienen un enfoque de gasto como
en partes de África, y la pregunta es cómo hacerlas funcionales y consistentes.
Otro tema técnico es como actualizamos de manera consistente la línea de
pobreza con el paso del tiempo, una vez que los países se vuelven más ricos.
Dentro de los desafíos políticos están, por ejemplo,
que muchos países tienen una línea de pobreza que han elegido por decisiones
políticas convenientes, y por tanto quieren conservar esa medida. El punto está
en qué medida están dispuestos a adaptarse a otra metodología que no es
consistente con la utilizada por otros países. En este punto, considero que
vamos a necesitar un proceso en dos etapas. Primero creamos básicamente
mediante un ejercicio tecnocrático una línea de pobreza consistente para que
los países midan la pobreza de esta manera, y después en un segundo paso, en un
periodo más largo, los países pueden decidir si se adhieren a esta medida, que
es más consistente, o prefieren quedarse con la que tienen. La idea es hacer
algo similar al sistema de cuentas nacionales en el sentido de que los países
han adoptado una forma consistente de medir el Producto Interior Bruto,
usando una especie de manual conjunto que siguen los países, y la idea sería
hacer algo similar con la medición de la pobreza.
3.
¿Cuál es tu posición en la adopción de estrategias de política basadas en
bienes públicos globales? Sabemos que hay una tendencia reciente sobre este
tema en EE.UU.
R/ Bueno, en
general, desde luego, el progreso del desarrollo depende de una variedad de
bienes públicos y de instituciones y gente proveyéndolos. Algunos pueden
definirse claramente, por ejemplo el conocimiento para combatir enfermedades es
un tipo de bien público global, que una vez que se genera el conocimiento está
disponible para todos, y, por tanto, sólo tenemos que generar incentivos para
generar este conocimiento. Desde luego, tenemos un sistema común para hacer lo
anterior, que es el sistema de patentes, que en el caso de las empresas
farmacéuticas genera los incentivos para producir sus productos, aunque la
desventaja es que dichas patentes llevan a medicamentos costosos y muchas de
las veces inaccesibles, por lo que tenemos un problema de acceso. En este
sentido, la comunidad internacional puede intentar decir: tenemos un sistema
diferente de incentivos, tal vez provisto mediante fondos públicos, por
ejemplo, para la provisión de bienes públicos globales en el campo de la salud,
y de esta forma podemos resolver el problema de incentivos que sigue presente,
así como el problema de acceso.
Desde luego, existen otros bienes públicos
relacionados con el cambio climático, que por supuesto es un problema global
muy importante en el que todos estamos contribuyendo para enfrentarlo, aunque
algunos más que otros. Su solución sólo funcionará si la mayoría de las
emisiones están incluidas en un acuerdo, y la cooperación internacional es
importante en esta área. Un tercer ejemplo es la seguridad para la paz en el
sentido de que la paz en un país vecino es importante para el resto.
Ahora bien, yo no quisiera decir que la agenda global
de desarrollo está puramente basada en bienes públicos. Hay áreas en donde
éstos son extremadamente importantes, pero hay muchas otras donde el progreso
de la agenda de desarrollo dependerá de lo que hacen los países
individualmente, cómo lo hacen, las políticas ambientales que desarrollan, las
inversiones que realizan, etc. Por tanto, no quisiera sugerir que los bienes
públicos globales son la única manera para promover el desarrollo: son
importantes en ciertas áreas.
4. Hay un debate paralelo en el campo del
desarrollo que pone el énfasis en la coherencia de políticas para el desarrollo
con el fin de afrontar los diversos retos del desarrollo que enfrenta el mundo.
¿Cómo ves este enfoque en el contexto geopolítico y geoeconómico internacional?
¿Es este enfoque el mejor posible para avanzar en materia de desarrollo? o ¿los
especialistas en desarrollo deben buscar metas menos ambiciosas?
R/ Claramente,
la falta de coherencia de políticas un problema mayor. Por un lado, se provee
ayuda a los países, y por otro, no se ofrece acceso a mercados para algunos de
sus productos. O por un lado, se da ayuda y por otro no hacemos nada cuando un
problema irrumpe y décadas de progreso en desarrollo se diluyen en un periodo
breve. Así que la coherencia de políticas es importante y, desde luego, un reto
enorme para hacerlo. Yo creo que el papel de los académicos y otros trabajando
en el campo del desarrollo es presionar a los gobiernos para tomarlo como un
tema serio. Yo sé que no llevará a soluciones de manera inmediata, pero creo
que ha sido reconocido, por ejemplo, en Europa, a nivel de la comisión europea
como una área importante de desarrollo en la que tenemos que pensar. Así que
cuando pensemos en nuestra política de desarrollo debemos asegurarnos que sea
consistente con nuestra política de ayuda. O bien es nuestra política de
migración consistente con nuestra política comercial y política de ayuda. Y
algo se ha avanzado en el sentido de que los responsables de generar las
políticas públicas son más conscientes de este aspecto y de lo importante que
son sus vínculos. Desde luego, es difícil alcanzar la coherencia políticamente,
y es un reto que seguramente seguirá, pero eso no significa que debemos ser
menos ambiciosos en buscarla.
5. Has señalado que la agenda de desarrollo post 2015
(agenda 2030) no es el lugar adecuado para tratar el tema de la desigualdad y
que por tanto la agenda de desarrollo no necesita una meta específica para la
desigualdad. Dada la creciente importancia de ésta en la arena internacional
¿sigues convencido de que la desigualdad debe ser tratada por separado?
R/ Yo no
estoy argumentando que la desigualdad deba tratarse por separado. Lo que estoy
diciendo es que en términos de indicadores y metas de la agenda de desarrollo,
uno debería enfocarse en disminuir las carencias y mejorar la calidad de vida
de aquellos cuya calidad de vida es peor. En los campos de educación, salud,
seguridad, ingreso, etc.
Esos son los aspectos que deben priorizarse. La
desigualdad, sin duda, importa para ello y mucho. El avance en la salud es
mayor si la desigualdad es menor, el progreso en la educación es más fácil si
la desigualdad es menor, la reducción de la pobreza de ingreso se facilita si
la desigualdad del ingreso es menor. De hecho es una relación matemática entre
ambas: A menor desigualdad, menor la pobreza de ingreso, y mayor es el impacto
de cualquier crecimiento del ingreso sobre la pobreza. Así que en un sentido la
desigualdad importa mucho para la agenda de desarrollo que yo propongo, y por
tanto, es uno de los medios relevantes para alcanzar progreso en estos
indicadores. La pregunta entonces ¿debemos tener una meta individual que
examine la desigualdad? Y ahí tengo mis dudas por razones políticamente
estratégicas.
Básicamente, creo que va a ser muy difícil salir con
un buen consenso de cuál es el nivel adecuado de desigualdad y cómo debe
reducirse, y habrá diferentes juicios de valor en donde los países sientan que
se invade su soberanía.
Por tanto, pienso que no es necesaria ni
estratégicamente viable tener un indicador separado de desigualdad. Claro, si
decimos queremos reducir las privaciones, está claro que reducir la desigualdad
va a ser un aspecto importante, es decir, reducir la desigualdad nacional. Otra
cosa que podemos hacer es tener una meta sobre la reducción de la desigualdad
global. Aquí pienso que es muy complicado. La manera más relevante de reducir
la desigualdad global es mediante el crecimiento rápido de los países pobres,
lo que será un medio para reducir todas las demás metas, pero este objetivo de
desigualdad global puede dar la impresión de un juego de suma cero en el que
estamos jugando y no creo que esa sea la impresión que queremos dar.
6. En
general, ¿cómo ha cambiado tu percepción sobre el proceso de desarrollo a
través de los años tomando en cuenta la evolución del capitalismo global? ¿Eres
técnicamente optimista, pero políticamente pesimista, o solamente optimista
respecto a los retos globales del desarrollo? o bien, ninguno de los dos.
R/ En
general, creo que hay muchas razones por las que podemos ser optimistas acerca
del desarrollo global. Si pensamos básicamente pensamos en lo que sucedió hace
20 o 25 años y miramos al mundo en desarrollo. Básicamente, vemos que un grupo
pequeño de países lo hizo bastante bien, por ejemplo el grupo de los tigres
asiáticos: Corea del Sur, Indonesia, Taiwan, y el resto del mundo en desarrollo
estuvo o bien en crisis, estancamiento o incluso en retroceso. En los ochenta
vimos que un mayor número de países asiáticos empezaron a crecer rápidamente y
se unieron a la fiebre de crecimiento que se había venido dando: el más notable,
sin duda China. Y en los noventa el crecimiento y la reducción de la pobreza
regreso a Latinoamérica, un poco menor a principios de los noventa, pero mayor
hacía el fin del milenio. Finalmente, vemos que desde finales de la década de
los noventa empezó el crecimiento, en promedio, en África, así como la
reducción de la pobreza, y por tanto creo que el mundo luce mucho mejor que lo
que estaba hace 25 años.
De hecho, algunos de los éxitos observados en el mundo
en desarrollo, era casi impensables hace 30 o 40 años atrás. De hecho, creo que
lo hemos hecho de manera notable en ese sentido. Al mismo tiempo, desde luego,
muchos retos básicos no han sido resueltos para aquellos que se han quedado
rezagados. Así, por ejemplo, en Latinoamérica hemos visto un avance importante
no sólo en crecimiento y reducción de la pobreza, sino también en reducción de
la desigualdad, que, sin embargo, sigue siendo muy alta, y para mí no está
claro si Latinoamérica se encuentra en una senda de reducción sostenida de la
desigualdad, que finalmente será necesaria para una sistemas políticos y
sociales más estables. En África existen muchos retos todavía, a pesar de
avances significativos en los últimos 10 años, pero todavía con economías poco
diversificadas no sabemos cuánto pueda durar este ciclo expansivo, lo que se
hace extensivo a los retos políticos y económicos. Por eso creo que el negocio
del desarrollo está lejos de cumplir sus funciones y asegurar que el desarrollo
tenga lugar en cualquier sitio, pero es también interesante saber que los
éxitos obtenidos son una fuente de aprendizaje, así como los fallos, con miras
a promover de mejor manera el desarrollo. Creo en general que es un periodo
emocionante con grandes oportunidades, aunque claro hay como siempre algunos
riesgos.
7. Esta
es mi última pregunta ¿cómo imaginas el futuro de la economía del desarrollo,
digamos en 20 años? ¿cuáles consideras que deberían ser las principales áreas
de acción para esta disciplina en los siguientes años?
R/ Bueno, es
bastante incierto cómo va a evolucionar la economía del desarrollo. Hemos visto
en los últimos 10 años, particularmente en EE.UU. un enfoque más
microeconómico: con evaluaciones de impacto basadas en los ensayos controlados
aleatorios (randomized control trials, RCTs por sus siglas en inglés), tratando
de analizar qué tipo de intervención política es más eficaz a un nivel micro, que es donde realmente puedes evaluar mediante el
uso de estos métodos. Así que, ha sido muy útil pensar de manera más intensa
sobre qué tipo de políticas funcionan, qué tipo de programas, lo que es
información valiosa para los gobiernos.
Sin embargo, creo al mismo tiempo que su uso va a
decaer y muchas de las grandes preguntas se volverán más relevantes, entre
ellas cómo generar instituciones que promuevan el crecimiento de largo plazo y
la reducción de la pobreza, cómo asegurar una transición de una economía basada
en recursos naturales a una economía industrializada, cómo gestionar las
finanzas públicas dado que eres un exportador natural de recursos, etc.
Es decir, regresarán las grandes preguntas sobre
instituciones, política macro, estrategia macro, política comercial, que de
hecho creo que ya se han vuelto nuevamente relevantes, y veo una movimiento
hacía esa dirección, en particular la pregunta sobre el reto de la
industrialización será una cuestión muy importante.
Creo que en Latinoamérica, a excepción de Brasil,
México, Argentina y un poco Colombia, el reto de la industrialización no se ha
conseguido. Bueno, sabemos que existen algunas maquiladoras en Centroamérica,
pero el gran ciclo de crecimiento se ha basado en recursos naturales y la
pregunta es si lo anterior es un modelo de crecimiento sostenible en el largo
plazo. Esta pregunta es más general en África en donde a excepción de Sudáfrica
no existe una economía que se haya movido hacia una industrialización o hacia
la manufactura y creo que estos aspectos serán retos muy relevantes.
Stephan Klasen es profesor
de economía del desarrollo en la U. de Göttingen (Gotinga en castellano), Director
del Instituto Iberoamericano de Investigación Económica y el coordinador del
Centro de Investigación Courant sobre ‘Pobreza, equidad y crecimiento en los
países en desarrollo y en transición’. Tiene un doctorado de la U. de Harvard y
desde entonces ha ocupado puestos en el Banco Mundial, King’s College
(Cambridge, Reino Unido) y la U. Munich.
Su investigación se
centra ppal. en temas de pobreza, desigualdad, medio ambiente y género.
Es miembro del
Comité de Políticas de Desarrollo de la ONU, la Red Europea de Investigación
para el Desarrollo, y fue miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático para el Quinto Informe de Evaluación
(https://www.uni-goettingen.de/en/64786.html)
http://globalizacion.org/2017/11/entrevista-a-stephan-klasen-profesor-de-economia-del-desarrollo-universidad-de-gottingen-experto-en-pobreza-desigualdad-genero-y-cambio-climatico/
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